¿Cómo puedo saber si he sido víctima de una negligencia médica?
Mala praxis, buscas en internet y la primera definición que te sale es esto:
Mala praxis es un término que se utiliza para referirse a la responsabilidad profesional por los actos realizados con negligencia. La forma más conocida de la mala praxis es la negligencia médica o mala praxis médica, pero la misma también se aplica a otros ámbitos profesionales como la abogacía, la contabilidad pública, la escribanía, el tratamiento psicoterapéutico, mala capacitación en sistemas contadores de pasajeros, etc.
¿Y cómo te quedas? Igual, o con más lío en la cabeza que antes.
Quizá “negligencia médica” te suene un poco más. Se oyen noticias en los medios, le pasó al prota de esa serie de médicos que tanto te gusta… Pero aún así, te sigues preguntando:
¿Pero qué es una negligencia médica?
Básicamente se podría traducir en que el profesional médico que te atiende, la lía. Es decir, no actúa, o no hace lo que debiera, conforme a la práctica habitual que le rodea (a esto se le llama Lex Artis y en muchas ocasiones hay protocolos médicos que lo “regulan”).
Cosa diferente es que aún actuando como debiera, se produzca algún daño. Por ejemplo, riesgos descritos en el documento de consentimiento informado que, aún siendo muy raros, se producen. En esos casos no se considera que haya existido negligencia médica.
Para que se considere negligencia, estamos hablando que ha tenido que existir lo siguiente:
- Un daño real, que se traduzca en una lesión que te ha tenido impedido un tiempo, unas secuelas irreversibles, el fallecimiento de un familiar…
- Que ese daño haya sido producido por una negligencia o mala praxis del profesional.
- Una relación de causalidad entre el daño y la actuación del profesional/es
Y esto se traduce en las siguientes negligencias (a título ejemplificativo):
- Infecciones hospitalarias (también llamadas nosocomiales)
- Falta de consentimiento informado para una actuación “invasiva” (principalmente intervenciones quirúrgicas) o falta de información.
- Error o retraso en el diagnóstico de patologías o lesiones que haya podido influir en la evolución posterior.
- Retraso en la atención en urgencias que produzca perjuicio a la persona.
- Error en la realización de intervenciones quirúrgicas.
- Daños producidos tras un mal seguimiento del embarazo y/o el parto que produzca lesiones tanto a la madre como al feto o recién nacido.
- Daños estéticos.
- Olvido de material quirúrgico dentro del cuerpo (Sí, aunque parezca increíble, ocurre).
Sirva de ejemplo esta noticia del 2015, donde se dejaron unas gasas y unas pinzas en el interior de una mujer tras una intervención quirúrgica:
Si crees que has sido víctima de una negligencia médica, no dudes en consultarnos. Valoramos tu caso sin compromiso, analizando la viabilidad del mismo.