Una infección nosocomial es lo mismo que una infección hospitalaria, y son aquellas infecciones que adquiere un paciente durante su estancia hospitalaria.

Es importante saber que las infecciones tienen un periodo de incubación, que es un intervalo de tiempo entre que se coge la infección y se manifiestan los primeros síntomas. Por tanto, si un paciente adquiere una infección, entra en el hospital en periodo de incubación y se manifiesta la infección ya dentro del centro hospitalario, no se considera nosocomial.

Según un estudio del EPINE (Estudio de Prevalencia de Infecciones Nosocomiales en España), las infecciones nosocomiales más frecuentes son: las de vías respiratorias inferiores, las de heridas quirúrgicas, las de vías urinarias y las bacteriemias. El lugar donde más ocurren son en unidades de cuidados intensivos.

Los microorganismos más frecuentes son: Escherichia coli (E.Coli), Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus. Todos hemos escuchado alguna vez estos nombres, ¿verdad?

Es imprescindible que los centros tengan una cadena de asepsia para poder evitar la aparición de estas infecciones, es decir, que se paute la profilaxis antibiótica adecuada a cada paciente y a cada situación, que los instrumentos y el quirófano estén correctamente esterilizados…

En España, una infección nosocomial se puede considerar inicialmente como una negligencia médica, ya que se entiende que existe un deber de seguridad, y se produce una inversión de la carga de la prueba, es decir, el demandado es quién debe probar que no ha existido negligencia, al reunirse todas las condiciones de calidad necesarias y suficientes, mediante los adecuados controles de asepsia.